Carles Gaig ha sido y sigue siendo uno de los grandes de la cocina catalana de las últimas décadas.
Tras su nuevo traslado, deja el Hotel Cram para integrarse en el local que antes alojaba su Fonda. Allí, conviven ahora las dos cartas para dar al usuario la oportunidad de probar los dos niveles de su cocina, ambos merecedores sin duda de la visita.
Como siempre, protagonismo en la esencia de la tradición catalana, enriqueciendo enormemente algunas creaciones gracias a una técnica depuradísima y, sobre todo, a un excelente trabajo de creatividad, siempre de forma muy medida y bajo control.
Además de sus tremendos canelones de trufa (posiblemente los mejores de la ciudad), a tener muy en cuenta su foie a la plancha con cerezas y cítricos (un homenaje en toda regla a la combinación de texturas y sabores), un espectacular arroz bomba (ya sea en su variante con pichón y setas o con gamba y allioli), o el steak tartar al calvados con granizado de manzana verde.
Disponen de un completo menú degustación alrededor de los 90 euros, que mantiene un enorme nivel de calidad y regularidad, mostrándose solamente algo apagado en los snacks para el aperitivo.
En la carta más Fonda, antención al simple placer de los macarrones y a las vieiras con alcachofas.
Muy buena selección de panes artesanos (el de mantequilla te transporta a los mejores restaurantes de París), y amplia bodega bien dominada por el sommelier.
Para el equipo de CaviarBCN, uno de los Top5 de Barcelona.
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